Por José Manuel Baquedano
Pdte Colegio de Abogados Provincia de Osorno
Llama profundamente la atención en la propuesta de nueva Constitución a plebiscitar mañana domingo, entre otras cosas, la relegación de la persona humana, revestida en dignidad y derechos anteriores y superiores al Estado, a un cuarto lugar en el orden de prioridades de la convención redactora.
En efecto, los artículos 1 al 3 van dedicados exclusivamente al Estado, entidad que en esta propuesta está claramente sobre la persona, lo que evidencia un modelo estatista en el cual el colectivo tiene una indiscutible primacía sobre el individuo. Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.
No es de extrañar entonces que esta propuesta constitucional no proteja ni cautele la vida del que está por nacer, es decir, el embrión humano, dotado de un código genético propio y dueño de una individualidad y existencia natural indiscutible, prueba de ello es que el Código del Trabajo, entre otras leyes, cautela la vida de la madre y del ser en gestación a través del fuero maternal (pre natal).
La afirmación anterior es de la mayor gravedad y violenta a miles de creyentes Católicos y Cristianos, en sus más íntimas convicciones, al constatar que mientras la naturaleza y los animales gozan de la máxima protección constitucional, la persona humana en gestación, puede ser descartada sin más, a libre voluntad de la madre, quien no requiere del consentimiento del padre y de ninguna otra autoridad, por cuanto la convención, en su artículo 61, decidió consagrar el aborto al máximo nivel normativo, lo que a todas luces violenta y repugna las conciencias de un alto porcentaje de creyentes para quienes el derecho a la vida, que incluye la existencia natural de la persona, son derechos humanos y naturales del nivel más alto y superior, otorgado por Dios y que el hombre no puede ni debe violentar, ya que de hacerlo, está construyendo un mundo sin Dios y ese mundo irremediablemente terminará volviéndose en contra del Hombre, tal y como lo advirtiera SS. Juan Pablo II en su visita a Chile.
Esta propuesta constitucional no es la casa de todos y violenta la consciencia y convicciones intimas de muchos. La familia ya no es el núcleo fundamental de la sociedad y eso se refleja para la propuesta en que incluso una asociación de personas, sin vínculos filiativos y consanguíneos puede ser considerada una familia, al más puro estilo de una familia de la cosa nostra por ejemplo.
Un texto así solo puede traer llanto y crujir de dientes.-