Mañana domingo son las primarias para elegir a los candidatos que competirán para el nuevo cargo que se estrena denominados “Gobernadores Regionales” y al parecer no es un tema que preocupe mucho a la ciudadanía.
Desde el punto de vista de la democracia representativa, la iniciativa es muy buena, ya que junto con Turquía, somos los únicos países del orbe que no elegimos a nuestras autoridades locales. Pero el asunto está en lograr una descentralización efectiva y eficaz con el gobierno central en lo relativo al traspaso de las competencias necesarias para realmente gobernar con recursos materiales que permitan solucionar los problemas urgentes de la población.
Más allá del deseable objetivo de fomentar una descentralización efectiva, que permita a las regiones transformarse en auténticos polos de desarrollo con reales capacidades de gestión de recursos, es evidente que si la institucionalidad que le dará forma presenta inconsistencias o vacíos, las expectativas se verán a la larga frustradas, afectando el proceso de regionalización. Y es esto último lo que parece preocupante.
Ha sido suficientemente advertido que la figura del futuro gobernador regional elegido por la ciudadanía probablemente entrará en fricciones con el delegado presidencial -cargo también creado en la reforma-, pues las funciones que detentará el primero son más bien administrativas y de planificación, en tanto que otros roles críticos como el orden público, serán detentados por el segundo, creando confusión y diluyendo eventuales responsabilidades políticas. Asimismo, los traspasos de competencias conforme a la actual ley se refieren en esta primera etapa a ámbitos como el ordenamiento territorial y fomento productivo, pero queda por despejar aspectos tan relevantes como si se contará con los recursos necesarios para ello.
Otro punto interesante radica, a mi juicio, en que el delegado presidencial va a quitarle las competencias al gobernador regional, quien no podrá gestionar temas de orden público, seguridad ciudadana ni Fuerzas Armadas. Solo será una autoridad de coordinación y no ejercerá ningún poder efectivo en estas relevantes materias. Esa competencia tan vital en materia de orden y seguridad pública que lo tiene ahora el intendente ya no lo tendrá el gobernador regional y en este sentido, ante situaciones de desastres naturales y emergencias, será el delegado presidencial el actor principal, lo que ciertamente no ocurre en democracias que lideran la materia. Si usted pensó que el Gobernador Regional será al estilo de los Gobernadores federales de EEUU se equivocó. Está reforma es a la chilena.
Pero como es a la chilena, siempre podemos ir parchando sobre la marcha y quien sabe, a lo mejor después de unos cuantos años terminamos como el país del norte, la verdad ya nada me sorprende.-
José Manuel Baquedano
Pdte Colegio de Abogados Provincia de Osorno
Publicado en Diario Austral de Osorno 27 de Noviembre 2020
