En medio de esta desgraciada pandemia mundial que socava no solo nuestras vidas y nuestra salud, sino que también la economía y empleos, cabe la legitima pregunta; ¿han estado a la altura de las circunstancias los bancos, instituciones financieras, compañías de seguros, isapres y en definitiva, los actores mercantiles y lucrativos del sistema?.
Por lo que me ha tocado conocer a través del ejercicio de mi profesión, la respuesta es negativa.
Lamentablemente, los bancos jamás van a ceder espacio a la solidaridad por sobre el espíritu de lucro que los inspira. Así, ante la creciente cesantía que afecta al país, la banca, lejos de allanar el camino mediante créditos blandos o la correcta implementación de los seguros de desempleo, han optado por cerrar cuentas corrientes, acelerar los créditos vigentes ante la mora o dar soluciones a su propia conveniencia, tales como el uso de cuentas solo para debitar las deudas vigentes, pero sin un crédito apropiado que permita a los afectados el oxígeno necesario para nivelar su economía doméstica y así poder salir o intentar salir de la crisis.
Las aseguradoras por su parte, no se quedan atrás. Ante el creciente desempleo que afecta al mercado, han optado por burocratizar al máximo los trámites necesarios para activar el seguro de desempleo, que permite a los asegurados, prescindir del pago de una, dos o tres cuotas de un crédito automotriz vigente, por ejemplo, por la vía de exigir requisitos no previstos en la ley laboral, tales como entender que para ellos, por “necesidades de la empresa” debe entenderse la “quiebra” de la misma, situación que no se condice con el correcto sentido y alcance de esta causal. Es decir, llegan al extremo de torcer la interpretación de la ley laboral para no pagar el siniestro de cesantía.
Y así suma y sigue. Es entonces cuando debemos seriamente hacer un llamado a nuestras autoridades políticas, económicas y sociales para que no se queden con meras declaraciones formales y de una vez por todas intervengan los mercados financieros con políticas sociales efectivas que neutralicen el espíritu insaciable de lucro de los bancos, compañía de seguros, entre otros actores, en pos de la solidaridad y el bien común de las personas, haciendo carne viva la declaración constitucional de que “el Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común”.
Chile está golpeado por la contingencia social del 18 de octubre y la actual pandemia mundial ha creado las condiciones propicias para una tormenta perfecta. Para llegar a puerto debemos neutralizar a los agentes económicos con apetito voraz que ven en esta crisis la oportunidad perfecta para aumentar sus activos a costa de la desgracia ajena. Hacemos un llamado a quienes deben asegurar el bien común de todas las personas para poner fin a estos intolerables abusos.
José Manuel Baquedano González
Pdte Colegio de Abogados Provincia de Osorno
Publicado en Diario Austral de Osorno junio 2020